Lirit Emment
sábado, 13 de septiembre de 2008

[clase nocturna>puerta del instituto(disponible xD)]

Lirit empezaba ha estar aburrida de escuchar al profesor-Esto hace años que lo estudie para hacer medicina-pensaba mientras mordia un lapiz de color rosa y garabateaba en la libreta csas sin sentido alguno-Es hora de salir de aqui-penso la joven vampira mientras recogia todos los lapices y utensilios que habia escampados en su mesa y hacia sonar una melodia en su mobil...
-Oh no puede ser...mi madre profesor, mi madre!-mintio moviendo las manos como si estuviera histerica mientras salia rapidamente de clase sin dar posibilidad alguna de reproche al "adulto"
-Listo- dijo mientras sacaba un espejo del bolso y se retocaba en medio del pasillo vacio los labios,el pelo y sonreia maliciosamente...-necesito adrenalina-dijo mientras sonreia dejando ver sus relucientes colmillos y observaba como una profesora enfadada iba directa hacia ella-Chao Bel·la me encanta tu pelo sabes?-dijo mientras le guiñaba un ojo seductoramente a la profesora y salia del edificio a carcajada limpia observando la cara de la profesora
-Mañana me tocara mentir...aix pobres humanos como añoro sorprenderme por algo-dijo mientras abria de par en par las puertas del edificio y salia con paso calmado

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11:46:00 p. m.
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Marek Rozenhal



Marek había seguido su carrera sorbe los tejados con más fuerza tras su acto de caridad de aquel día. Realmente no había hecho nada porque el auto de aquel tipo estaba bien pero se sentía genial. Así que decidió volver a casa. Al día siguiente tenía una competición universitaria y no podía dejar en ridículo a su universidad. Llegó a la azotea de su piso, saltó y en el aire se puso para caer en plancha y justo cuando iba a darse de cara contra el suelo desaparece dejando el humillo azul. Volvió a la tierra chocando de cara contra su cama. Tras doblar toda su ropa se metió en la cama y trató de relajarse para dormir, algo que oidaba.

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4:25:00 p. m.
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Klahrt Klaine

[Cementerio de Praga]
- Deseo que me vigiles las espaldas, ultimamente en praga no hay nada bueno....-. Contesté a Giovanni, mientras yo recordaba el encuentro con la chica del parque.- Necesito que seas mi espía y advertirme sobre las cosas de mi alrededor,¿podras hacerlo?-. Me habría bastado con ordenarselo, pero sería muy descortes por mi parte aprovecharme de mi poder nada mas invocarlo.
Giovanni: Creo que deberías prepararte algún conjuro, brujo, aquí huele un poco a lobo... no se si me entiendes-. Respondió dando a entender que estaba a mi servicio-.

Klahrt: ¿Lobo, te refieres a un licántropo?-. Sentí un poco de temor, no tenía por que ser un licántropo ya transformado, pero generalmente suelen tener bastante fuerza incluso en su forma humana-.

Giovanni: No se preocupe señor, lo mejor sera no parecer sospechoso, yo me ocultare, y en caso de peligro saldre a entretenerle mientras Ud. hace mas truquitos de magia-.
Una vez dicho eso, Giovanni se deshizo en cenizas y yo, con la de estar protegido, me dispuse a buscar al hombre-lobo o mujer-lobo, o sea el genero que sea.

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12:57:00 p. m.
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Monika Dusek
miércoles, 10 de septiembre de 2008

[ Calles de Praga - Casco antiguo = Encontronazo con Maruska ]

Monika cruzaba las calles de Praga sin tener un destino preciso. "Seasons Change" sonaba prácticamente al máximo en el interior del BMW, pero con los cristales subidos apenas era un murmullo para los que lo escuchaban desde fuera.

Aquel vampiro la había engañado, y no podía negar que un poco estúpida se sentía. Pero lo que le resultaba extraño era que ese chupasangre no fuera detrás de ella. Había leído sobre las capacidades extraordinarias de esos seres, y la rapidez era una de ellas. Seguramente se lo volvería a encontrar, sería cuestión de tiempo.

- Happy turns to sad, sometimes life gets bad... things get rearranged, nothing stays the same... - parecía que cantar cuando nadie la oía la servía de distracción, y una ayuda extra para ordenar sus ideas.

Estaba ya por el casco antiguo de Praga cuando una chica se le vino encima [Maruska] justo al doblar una esquina con el coche. Monika frenó de golpe, y por poco no la atropella. Cortó la música con una mano y salió al encuentro de la licántropo quizas un poco malhumorada, pero manteniendo la calma.

- ¿Estás bien? - preguntó con una media sonrisa - Qué lástima, no tenía que haber frenado... - añadió antes de que la chica pudiese contestar - Odio ser tan buena conductora, en serio.

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11:22:00 p. m.
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Conjunta Alexander Karolus Grigorev + Alena Hajeck
martes, 9 de septiembre de 2008

[en Night Club "La Conejita"]
1ª parte

Al mirar a los ojos y los sensuales labios de la muchacha, Alexander notó una especie de atracción salvaje y comedida. Se dejó guiar por la chica a otro punto del bar, donde pidió a una compañera que le sirvieran.

- Pareces cansada. ¿Te apetece sentarte un poco? -dijo, señalándole el asiento junto al suyo, con una sonrisa conciliadora. -Soy nuevo en la ciudad, y no es cuestión de tomarse algo completamente solo.

Alena sonrió. Sentarse un rato le pareció la idea más genial que podía haber. Pidió a la camarera de la barra un chupito de tequila (puesto que solo se podían sentar con los clientes si éstas bebían a cuenta del cliente y se acercó al chico, sentándose en la silla indicada y cruzándose de piernas, mirándole analizadoramente.

-¿Y qué te trae a una ciudad como Praga? -Alena dejó el chupito a un lado. -O mejor dicho... ¿Qué te trae a un -Bajó la voz, mirando a su alrededor para percatarse de que ninguna otra conejita la escucharan; y es que, querido lector, uno de los defectos de los humanos es la envidia y el egoísmo. -antro asqueroso como éste?

Alexander comprobó que la mochila estaba junto a su asiento, a buen recaudo. Si alguien la registraba, podría meterse en problemas. Esta acción no pasó en desapercibido para Alena, quien debió pensar que llevaría ahí algo de valor.

"La muchacha no tenía ganas de beber. Normal, teniendo en cuenta que si se emborrachaba demasiado podría ser presa fácil de estos babosos" Mientras esos pensamientos recorrían la cabeza de Alexander, acercó el chupito de tequila de Alena a sus labios y se lo bebió, haciendo posteriormente lo mismo con el suyo. Con una sonrisa, se encendió un cigarrillo, que le quemaron en la garganta tras los dos tragos de tequila.

-Bueno... Tengo un pequeño negocio de distribución, y nos estamos expandiendo. Como vine a Praga hace unos años, y algo de checo sabía... -Alexander calló: se estaba inventando demasiados detalles. -Y el resto es historia.

Alena se mantuvo en silencio, escuchando al chico atentamente y contemplándole. Con una sonrisa maternal, observó como bebía. Es comprensible ahogarse en alcohol el primer día que vas a una ciudad nueva, donde no conoces a nadie...

Alexander se mantuvo a una distancia prudencial de Alena: Ni demasiado lejos, ni demasiado cerca.

- ¿Y tú, aparte de trabajar aquí, a qué te dedicas?

Con una mano en el mentón y apoyado el codo en la mesa, sin dejar de mirarle, Alena le respondió, buscando las palabras perfectas:

-Bueno... Estudio en el instituto... Pero para pagarme las clases, debo trabajar... Y no hay ningún otro sitio donde me cojan... -Bufó molesta. Era conocido por todos que la humana odiaba ese asqueroso trabajo. Además, por culpa de la ropa que les hacían llevar, muchos la tachaban de prostituta. Cosa completamente falso, al menos, según ella.

El interés de la chica hacía sentir a Alexander en su salsa. Pero la mención de la palabra "instituto" le echó un poco para atrás, aunque sin dejar de ser encantador. No era su estilo acostarse con menores, carne de cañón para trabajar en garitos de esta clase en los países del este de Europa.

Con cierto desagrado, le vino a la mente la única vez que se dejó engañar. Tuvo que escapar de un pueblo a 100 kilómetro de Bucarest, dejando a una presa sin cazar. De haber estado con el señor Grigorev y Vassjily, le habrían crucificado en la siguiente parada, sin duda.

Alena
borró su expresión de hastío y esbozó una nueva sonrisa. "Realmente sexy", pensó, mirando al cazador de delante suya. Sonriendo con comprensión, el chico dio una calada a su cigarrillo, mientras la escuchaba. Por un segundo se desvaneció su mirada escrutadora, casi devoradora. Pero no tardó en volver, a la vez que lanzaba una nueva pregunta.

-¿Qué edad tienes? ¿20? ¿25? -Enarcó una ceja. Demasiado joven como para pudrirse por alcohol y tabaco. -Deberías dejarlo...

-Bueno... debería -dijo él, mirando su cigarrillo -, pero tanto tiempo de un lado a otro, en la carretera, haciendo negocios... Empecé como algo social, y ahora es algo difícil. Me relaja, me libera del estrés.

Con la pregunta de la edad, simplemente sonrió, y le lanzó una mirada clara de "¿cuántos me echas?".

No puede evitarlo y Alena estalló en carcajadas ante su clara mirada, risa que ahoga con una mano.

Alenxander no pudo evitar sentirse que se había quedado con él, a juzgar por su risa de joven bromista. Sus ojos, sus labios, su cabello, hasta su voz... Todo irradiaba sensualidad, y un ligero deseo.

No había pasado por alto, a vista de Alena, que su mirada de sagaz devorador había desaparecido al escuchar "instituto", pero hizo como si no me hubiera dado cuenta. Y es que, a veces, hay que parecer menos espavilada de lo que realmente se es. Y más en estos sitios...

-Hmmm... Te echo unos... ¿23? -Enarcó una ceja, esperanzada. Guardo silencio durante un rato. Su mirada, que casi podría estar desnudándola, aunque de forma diferente a esos borrachos; había vuelto. No pudo evitar sentirse más que interesada en él.

-Casi aciertas, tengo 24 -respondió él, complacido por su buen ojo. -Tú debes tener unos 18, ¿me equivoco?

Alena le miró sorprendida. Ni que pudiera leerle el pensamiento... o le conociera. Eso le hizo incomodarse ligeramente, pero decidió hacer caso omiso.

-Acertaste de lleno. -Susurra, ladeando ligeramente la cabeza y sonriendo

-Un momento... -Susurró a su oído, dirigiéndose a la barra y cogiendo otra jarra de cerveza, a la par que dejaba los chupitos ya vacíos allí.

-El chico de la mesa 7 precisa de mi presencia. -Le explicó la chica a la conejita de la barra, para que no se pensaran que estaba haciendo lo que justamente hacía: saltarse el curro. Vuelve hacia la mesa del chico y le da la jarra. Agradecido, Alex le dio un buen sorbo.

-Para despistar. -Le guiñó el ojo con picardía. -Invita la casa. ¿Y cómo te llamas, joven distribuidor?

- Alex, Alex Petrov -Dijo, ofreciéndole la mano. -¿Y tú eres...?

Alena estrecha su mano delicadamente, notando la calidez de su piel. Durante un rato, ambos están con las manos estrechadas, sin ganas de soltarse. La mano de Alena despierta los sentidos del cazador, ligeramente aletargados por el alcohol. No la apartaba. Su sonrisa pasó de encantadora a seductora.

-Alena Hajek. Natural de aquí. -Sonrisa. -Petrov... ¿Eres de... Rusia? -Le mira de arriba abajo. No tenía pinta de Ruso. El estereotipo de los Rusos que Alena tenía en mente era de gente con pelo blanco, bigote poblado (Los hombres), ojos azules y... más feos que el sapo de su jefe. Y éste era completamente distinto.

-Bueno, Alena... nací en Rusia, pero he vivido en Turquía la mayor parte de mi vida -dijo, creando una media verdad.

Siguió con su mano agarrada con la del chico. No tenía nada de ganas de soltarle, la verdad. No sabía por qué, pero tenía ganas de seguir ahí. ¡Ah, claro! Era por no trabajar. Hablando de trabajar... Miró su reloj: ¡La hora de salir!

-Es hora de irme. Ya acabó mi turno. -Sonrió y le soltó la mano, por fin, levantándose. Le dedicó un guiño y lanzó un beso, girándose después y dirigiéndose a una puerta a mano izquierda, para ponerse la ropa de calle, fichar y salir de allí.

Alexander iba a continuar hablando cuando la chica miró su reloj y dijo que tenía que marcharse. Sonriendo, apuró su jarra. Se levantó, cogió la bolsa y dejó la cantidad justa para pagar su consumición. Acto seguido salió del garito, y se apostó a pocos metros de la entrada, controlando la calle.

Al cabo de un buen rato, Alena salió ya vestida de calle, por una puerta lateral del local. Caminó distraída hasta salir a la calle principal, mirando que en su bolso no faltara nada. Alzó la cabeza al comprobar que no le faltaba nada. Recordó justo entonces que no le había pedido el móvil a aquella mujer.

Pero se le fue de la cabeza. Tanto el móvil como la mujer se fue de su cabeza al volver a ver al chico. Esbozó una media sonrisa, divertida. "Que le den al puto móvil. Era de la zorra de Aleska". Haciendo como si no hubiera visto a Alex, Alena comenzó a subir la calle, esperando a que le detuviera.

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1:44:00 p. m.
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Anna Sverkos



[Piso franco]


Anne
se encontraba leyendo un libro tirada en el sofá, con la televisión encendida pero en mute.
Estaba sola. Ludvik había salido a dios sabe qué, aunque Anna sospechaba que, si andaba aburrido, posiblemente había ido a molestar a Maru a su apartamento. Vaya par, pensó, algún día me volverán loca.

- Es muy problable que en un caso así, el demonio no desaparezca, aunque se encontrará visiblemente aturdido y debilitado. El siguiente paso sería utilizar nuestro mejunge antes de que recobrara fuerzas. En menos de diez minutos habrá sido reducido, aunque no volverá a los infiernos desde los que salió, le será prácticamente imposible poseer de nuevo a una persona. - Anne tomó unas notas en su agenda y continuó leyendo. - Esta clase de demonios son comunes en las zonas más pobladas, pero independientemente de las posesiones, son bastante inofensivos.

La muchacha bostezó.
Cerró el libro de golpe, y el estruendo le sobresaltó. Vaya estúpida, asustarte tú misma...
Pero su cuerpo ya estaba en tensión, sus sentidos agudizados y atentos a cualquier señal de alarma. Era ridículo que pudiera pasar algo en aquel lugar, protegido hasta la saciedad con los extraños conjuros de su hermano que a veces dejaban fuera incluso a Maru. Pero más valía prevenir que curar.

Se puso en pie y miró a su alrededor; todo parecía estar como siempre y suspiró.
Apagó la tele sin mirar que estaban echando, y miró el movil. Nada. Dudó unos instantes antes de marcar un número que hizo que la pantalla se iluminara. Tono, tono, tono, chasquido. - ¿Lud? ¿Dónde andas? -.

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10:41:00 a. m.
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Maruska Blazek



[Calles de Praga: Casco Antiguo]


Maruska estaba cansada.
Trabajar de cara al público, para ella, era mucho más agotador que para cualquier otro ser acostumbrado a socializarse. Sin embargo, Maru prefería mil veces más la soledad que le proporcionaba su apartamento que forzar la sonrisa en el estanco o no arrancarle el corazón a según que clientes que se acercaban por el bar. Aquel día podría decirse que había hecho un turno doble.
Se había levantado a eso de las 7:30 para abrir el estanco, y tan sólo había tenido una hora para comer y prepararse para una larga tarde en el bar. Por suerte, ahora tenía toda la noche por delante para descansar y, al día siguiente, levantarse de nuevo a las 7:30 para tratar con los fumadores y compradores de sellos de postales que posiblemente no mandarían nunca. Comería, y descansaría hasta las 8, hora de entrada al bar para cubrir el turno de noche.

En definitiva, estaba deseando tumbarse en el sofá.
Caminaba con las manos en los bolsillos y la cabeza baja, observando los adoquines que pasaban bajo sus pies con la mente perdida en las cosas que debía hacer al día siguiente. Había olvidado su encuentro con Anne, quien debía proporcionarle más Capucha de monje antes de la próxima luna llena. Y se despejó un poco cuando, pensando en aquel encuentro, Ludvik (el hermano de Anna) pasó fugazmente por su mente y despertó cierto consquilleo en la boca de su estómago. Maru lo atribuyó a las nauseas que le producía; tan chulo y desgarbado, adorador de todo lo místico cuya mejor amiga siempre era un arma... Era claramente el tipo de persona que la muchacha no soportaba. Y por ello, siempre andaba discutiendo con él.

Sacudió la cabeza.
No era el momento de pensar en aquel estúpido. Ahora sólo necesitaba llegar a casa, ducharse y repatingarse en el sofá hasta nueva órden. Así que aceleró el paso; dos manzanas más y llegaría por fin a su portal.

Fdi: Espero que os haya gustado el mensaje subliminal (algunos no lo entendereis, pero espero que los aludidos sí ò_ó).

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10:17:00 a. m.
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Donovan Sarka & Monika Dusek

[ Casa Donovan - Calles de Praga (Monika) / All GuyZ (Donovan) ]
Última Parte *

La bruja sonrió una vez más y se incorporó, apartando al vampiro. Caminó descalza hasta su ropa y comenzó a vestirse con rapidez.- En serio, no te conviene...

Donovan arqueó una ceja, incorporándose. No iba a dejarla ir tan fácilmente, había pasado la noche seco para reservarse para ella, y no pensaba en otra cosa más que en su sangre carmesí.

-Me temo que no puedo hacer eso... Yo también preciso alimento, ¿sabes? Y, dime, ¿qué eres tú?-le preguntó levantándose y poniéndose delante de la puerta.

En todo caso, quizás podrían llegar a alguna clase de trato... siempre y cuando el vampiro pudiera saborear su sangre.

- No lo quieras saber - contestó mientras se calzaba el último zapato y acercaba hasta la mesilla para coger sus gafas y ponérselas - Mira, si tienes hambre, no es mi culpa, vete al Banco de sangre, pero a mi no me tocas.

Monika se puso el abrigo, y se cruzó de brazos, mirando a Donovan a los ojos.

- Déjame pasar, por favor... Estaba cansada, ¿recuerdas? y mañana madrugo, asi que... O te quitas o te quito.

-Bueno, bueno. Aún podemos hacer una cosa. Sólo necesito probarla. Dame un poco y te dejo irte... Recuerda que has sido tú la que me vino a buscar y lleva excitándome todo el rato. Me has dado ganas de probarla-insistió él, sin moverse del sitio. En todo caso, si fuera a apartarlo de ahí descubriría qué era ella.

Monika contuvo la risa y recortó la distancia solo un paso.- Permíteme decirte que no acudí a ese callejón por ti. Es más, ni sabía que esa era vuestra salida. - dijo poniendo los brazos en jarra - En cambio, decidiste seguirme. No me apetece salir perdiendo. Ahora por favor...

Se acercó al vampiro lentamente, y giró su mano en el aire. El chico salió disparado hacia una de las paredes de la habitación, y la bruja lo mantuvo pegado a ella con la mano aún extendida.

- No hay trato - anunció con una sonrisa justo antes de abrir la puerta con la mano libre y salir a través de ella. Solo cuando Monika perdió el contacto visual, Donovan se liberó y cayó al suelo.

Al chico apenas le había dolido. Se incorporó al momento y miró su espalda, por si se había quedado cualquier clase de marca. Por suerte, estaba perfecta, como siempre. Si no, podía tener por seguro que la mataría. Decidió dejarla para otro día, por lo que se vestió rápidamente y salió de allí. Sin duda, la volvería a ver, y probaría su sangre. Cuanto más le costara conseguirla, mejor le sabría después...

Donovan se dirigió de vuelta a la entrada del All GuyZ, para ver si todo iba bien por lo de ese tío extraño. Monika en cambio ya estaba en el coche cuando el vampiro salió, y lo puso en marcha para salir de aquella calle con un pequeño derrape.

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1:29:00 a. m.
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Janina Svarolska

[[All GuyZ-Calles de Praga-Cementerio de Praga]]
(Abierto para encuentros)


Janina se quedo en el local, un tiempo más, lo suficiente para decidir que aquel sitio no era, ni mucho menos de su agrado. No era de las personas que le gustaban los clubes de streptease en lo que tías histéricas se ponían con un tío en calzoncillos. Se consideraba bastante más sofisticada.
Salió a la calle dispuesta a ir al cementerio. Salio a la calle con el frío de la noche, miro al cielo, se veían bastantes estrellas aquella noche, la luna estaba a punto de desaparecer del firmamento, era una fase agradable, pensar que quedaban bastantes días para el plenilunio...Además su humor mejoraba notablemente.
Jane se ajusto la camisa, hacia frío para ir así, pero su temperatura siempre era cálida. Se miro en el cristal de un coche aparcado en la calle, complacida de la imagen que le devolvía la mirada.

Camino todo el trayecto tranquilamente, paseando, disfrutando del frescor de la noche. Cuando Jane llego al cementerio. La tumba de su padre relucía desde la verja del cementerio, era ostentosa, demasiado llamativa, para su gusto, la fin y al cabo el no la iba a ver...
Una elegante escultura con un ángel de mármol blanco constituía la tumba de su odiado padre. Al pensar en el un cosquilleo le recorría la enorme cicatriz que atravesaba desde su hombro derecho a la cadera izquierda. Le odiaba y hoy hacia siete años de su muerte, nunca fue un buen padre pero era lo único que tenia en el mundo. Cuando desapareció estuvo completamente sola, ni siquiera tenia a quien odiar, ni a quien querer...nada. Dos lágrimas recorrieron su rostro, y las dejo caer, al fin y al cabo estaba sola...o eso creía.

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12:03:00 a. m.
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Alena Hajek
lunes, 8 de septiembre de 2008

[Night Club "La Conejita"]


Alena miró sorprendida como la chica que le había pedido el móvil iba a salir del local. Se le había ido de la cabeza, completamente, que le había prestado el teléfono a aquella chica. Soltó un suspiro aliviada, pensando en que le podrían haber robado el móvil, cosa que significaría trabajar un mes extra en ese antro asqueroso en el que los borrachos la desnudaban con la mirada.

Sobresaltada, Alena miró como un hombre salía del local gritando algo de un monstruo. Entornando los ojos, la chica comenzó a pasar entre mesas hasta que un chico la detuvo. Se sorprendió al notar el tacto de su mano en su brazo, por lo que de haber llevado copas en la bandeja, las habría tirado todas.

Mirando al chico de arriba abajo, Alena soltó un suspiro de alivio. El chico no parecía ser uno de esos borrachos que solo esperan tocarte. Aunque no se podía decir que no le importaría demasiado que ESE chico la tocara. Cañón, estaba. Típico pensamiento de adolescente humana, despreocupada y ajena a todo lo que había a su alrededor... Hasta ese momento...

-No eres de por aquí, ¿cierto? -Preguntó, volviendo a examinar al chico que tenía delante de sus ojos de nuevo. -Tu acento es bastante cerrado... Bueno, acompáñeme, por favor. -Susurró con voz melosa, dedicando una (por primera vez en toda la noche) divertida sonrisa y guiándole hasta la barra. -Un tequila y una cerveza para este chico tan sexy, cariño. -Gritó Alena, por encima de la música.

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9:59:00 p. m.
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Donovan Sarka & Monika Dusek

[ Calles de Praga - Casa Donovan ]
2ª Parte *

El chico sonrió complacido, sin dejar de seguirla, y se puso a la delantera en la curva, girando hacia la derecha mientras caminaba hacia atrás para no perderla de vista.

-Ese edificio de allí...-le indicó señalándolo hacia atrás. Estaba tan sólo a unos pasos del trabajo.

"Por fin, joder", pensó ya a punto de explotar. Llegaron al momento al portal, y abrió con un rápido movimiento de llave.

-Las damas primero-se ofreció- Por cierto, vivo en el ático...

- Gracias... - murmuró ella mientras se internaba en el portal, y se encaminaba hacia las escaleras. - ¿Ático dices? Mejor ascensor... - murmuró más para sí misma que para el chico, y avanzó hasta el ascensor, cuyo botón apretó. - ¿Haces mucho ésto de trarte a las histéricas a tu casa? - preguntó mientras se abrían las puertas del elevador - No hablo por mi, por supuesto... ¿Ático, no? - recordó mientras pulsaba el acceso al último piso.

Se encaró al espejo del interior, y tras comprobar que iba bien se apoyó en él mientras ascendían, sin quitarle ojo a Donovan.

Donovan la observaba de vez en cuando mientras hablaba. Entonces se le ocurrió a Monika lo de ir en ascensor, y no le dio tiempo a replicar. Prácticamente lo había metido ahí por la fuerza. Mirando al espejo fijamente, aprovechó que ella estaba apoyada en él. No podía permitir que se diera la vuelta de nuevo y lo viera; o, mejor dicho, no lo viera. Y aún por encima era el último piso...

Se acercó rápidamente a ella, sin mediar palabra, y la agarró de la cintura con una mano y de la nuca con la otra, en un intenso morreo. Procuró que no se apartara de él, tenían que subir un par de pisos más sin darse la vuelta o estaría perdido...

Aquello Monika no se lo esperaba. Antes que pudiera reaccionar, Donovan la atrapó en sus brazos y selló su boca con la suya. No pudo qué menos que corresponderle y pasar los brazos por detrás de su cuello. - Realmente encantador... - murmuró relamiéndose mientras las puertas se abrían de nuevo y ella tiró de él hacia fuera. - Bien, tú dirás, ¿izquierda o derecha?

El vampiro, todavía un poco exaltado, se la llevó sin soltarla, dándole suaves besos en los labios. La condujo subiendo unas últimas escaleras, ya que para llegar al ático el ascensor no servía, y allí abrió también la única puerta, llevándola agarrada y cerrando la puerta con el pie detrás de ellos. El lugar no era demasiado amplio, pero para una persona sobraba. La puerta principal daba al salón, donde ahora se encontraban. Estaba todo bastante ordenado, aunque el polvo en sitios altos y abundaba. La condujo por el pasillo donde había varias puertas, y se metieron en la única habitación.

-Es aquí...-le indicó mientras encendía una luz nítida, rojiza, dejando ver la cama bastante grande con sábanas de seda. Otras cosas no, pero en eso no reparaba en gastos: era lo que más usaba Donovan.

Se tiró en la cama bocarriba, comenzando a quitarse la camisa. Sin duda, no pensaba comer hasta haber disfrutado con la chica. Era lo mínimo que se merecía alguien que se había resistido tanto.

La bruja contempló cómo el chico se tumbaba y comenzaba a deshacerse de la ropa. Lo primero que hizo ella fue aparcar el abrigo a un lado y quitarse los zapatos. Andó descalza hasta cama y se subió de rodillas encima de Donovan. - ¿Es seda? - preguntó mientras pasaba su mano por las sábanas - Tienes buen gusto... - añadió mientras se inclinaba sobre él y comenzaba a besarle.

Sus manos acariciaron el torso con delicadeza, y repararon en lo fría que estaba su piel, cosa que antes achacó al frío del exterior.- Estás helado... ¿no tienes frío?

-Para nada, siempre suelo estar un poco frío. Aunque me vendría bien que me ayudaras a entrar en calor...-le pidió desnudándose y besándola al mismo tiempo.

[...]

Donovan aún estaba sobre la chica, sudoroso. Se apartó aun lado, y dejó reposar su cuerpo; había sido una gran noche. y lo mejor aún estaba por llegar.

-¿No soy perfecto?-preguntó una noche más, mirándola a la cara. Aún faltaba bastante para el amanecer, tenía tiempo, pero también hambre- Para que veas que la edad no importa, cariño...

Se giró hacia ella, y pegó la cabeza a su cuello. Podía sentir el bombear de la sangre en las arterias, casi podía hasta olerla, sangre fresca fluyendo por su cuerpo... Se lo lamió lentamente, poco a poco, disfrutando antes de lo que iba a hacer. Entonces abrió la boca, rozando sus colmillos con su piel...

Monika respiró entrecortadamente, aún conmocionada por lo que acaba de pasar, y terriblemente cansada. ¿Cuánto se había prolongado? Eso debía de estar pensando ella.

- Eres más que perfecto... ¿Cómo aguantas tanto? - dijo al tiempo que él se giraba hacia su cuello - Perfecto... - repitió mientras pasaba una mano por su pelo.

Sintió su aliento en el cuello, y le miró de reojo. Unas marcas cerca de su hombro reclamaron su atención. Apenas podía concentrarse, el cuello era su punto débil, pero aquellas marcas... Encajaban perfectamente con...

- Chss chss... Ey... - dijo obligándole a mirarle a la cara - No te conviene morderme... - añadió fingiendo una sonrisa.

El chico la miró desde donde estaba, sin moverse. Tenía el codo apoyado en la almohada, y la cabeza en la mano; todavía se relamía los colmillos ahora crecidos, ansioso por probar su sangre. "¿Cree en los vampiros? Pensaba que hoy en día a todos les parecían leyendas... Y aún por encima no se asusta... Me encanta, necesito su sangre...", pensó haciéndosele la boca agua de tan sólo pensarlo.

-Vamos, nena, no me quieras dejar así. Se supone que no importa como seas por fuera, sino por dentro. Anda, no me compliques las cosas...-le dijo sin dejar de mirar su cuello, mientras se rozaba el labio inferior con la punta de los caninos- ¿No te pone haberlo hecho con un vampiro? ¿Que pruebe tu sangre? Es tan... fantástico.

Volvió a ponerse encima de ella, sin forzarla, y acercó de nuevo la cabeza a su cuello en un segundo intento.

- No, no... - insistió ella separándolo de nuevo - Cielo, no forcemos las cosas. Quedémonos solo con el polvo y olvidemos este descubrimiento. ¿te parece?

Continuará...

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9:42:00 p. m.
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Alexander K. Grigorev

[Calles de Praga - Night Club "La Conejita"]

La noche comenzaba a refrescar, y Alexander se ajustó el cuello del abrigo. Tenía la calefacción del coche estropeada, por lo que el habitáculo estaba bastante frío. El acceso a la zona de los garitos estaba completamente lleno de peatones, por lo que nuestro cazador favorito, querido lector, se vió obligado a aparcar a algunas calles de distancia, con la consecuente caminata hasta los centros de marcha.

Antes de acercarse a tomarse una copa, preparó una mochila con algo de agua bendita, munición, y un machete perfecto para rebanar cabezas de las aberraciones que cazaba. Se cargó la mochila al hombro, y se encaminó hasta uno de los garitos. El nombre parecía sugerente: "La Conejita". Entró, con discreción se situó en el punto de la barra en el que controlase la mayor parte del local. La gente estaba completamente absorta en sus asuntos, algunos demasiado borrachos o salidos para darse cuenta de algo diferente a los culos y pechos que asomaban por los diminutos parches de ropa que llevaban las camareras. Algunas de ellas, al sentir el tacto de las manos grasientas y asquerosas de los clientes, empezaban a gesticular una mueca de asco y rabia, rápidamente suprimida por una falsa sonrisa de complacencia, fruto de la más que probable política del jefe de "el que paga manda, y tú sólo eres un chochito que obedece mi voluntad".

Al darse cuenta de que una de las chicas (Alena) pasaba a su lado, la detuvo. Tenía rostro de cansada y de hastío de tanto borracho baboso, Alexander lo notaba.

- Hola. ¿Me traes un tequila y una cerveza? -dijo, con la más encantadora de sus sonrisas.

6:40:00 p. m.
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Donovan Sarka & Monika Dusek

[ Callejón ]
Primera Parte *

Donovan se giró a mirar a la mujer que había salido como de la nada. Pudo reconocerla como la que le había hecho dudar de sus capacidades, la que había imaginado como su presa. Se relamió en cuanto ella pasó de largo, y pasó la lengua por cada uno de sus dientes, poniendo especial énfasis en sus colmillos. Caminó detrás de ella, con estilo, pero acelerando el paso para no perderla.

-Gracias, muñeca-dijo mientras se situaba a su derecha-. Es la primera vez que te veo en el club. ¿Eres nueva por aquí?

Sin duda, ya tenía cena. La chica llevaba la palabra "presa" grabada con sangre en la frente. "Sangre...", pensó Donovan al analizar aquella expresión, volviendo a relamerse.

- No te importa - dijo Monika manteniendo la sonrisa. Apenas se sorprendió cuando Donovan se situó a su altura, pues se esperaba algo así.

Le miró de reojo y observó cómo se relamía, y su sonrisa se acentuó aún más. No habían salido aún del callejón cuando la chica se paró lentamente, y giró para mirarle. Le resultaba realmente extraño tenerle tan cerca ahora, mirándole a los ojos. Puso los brazos en jarra y ahora fue ella la que se relamió.

- ¿Acabaste ya de trabajar? Apuesto que aún queda gente dentro con ganas de volver a verte...

-Una chica dura-comentó Donovan al aire cuando se detuvo-. Oye, oye, no me muerdas. Claro que he acabado, por eso te sigo. ¿Sabes? No imaginé para nada que fueras la primera en acercarte... Se agradece. Ya casi me da miedo preguntar, pero ¿tienes planes?

Él sabía que no era de las fáciles, y eso le gustaba aún más. Fuera como fuese, no se podría resistir a él. Tenía hambre, y esa noche no iba a quedarse famélico.

- Por eso me sigues... - repitió entonces Monika y clavó un dedo delicadamente en el pecho de Donovan - Ahora parece que me ha surgido uno - contestó con una media sonrisa. - Pero estoy demasiado cansada, algunos trabajamos de verdad, ¿sabes? - añadí mientras reanudaba el paso - Quizás otro día...

-Venga ya, espera...-le pidió el chico poniéndose delante con gestos de las manos- Lo mío también me cuesta, ¿eh? Mira, no es tan fácil hacer este tipo de cosas delante de la gente...-se desabrochó los botones que le quedaban, pese al frío, y abrió la camisa. Después sujetó la mano derecha de la chica y se la puso en el pecho- Pocos tienen el honor de hacer esto, considérate afortunada-después acercó la boca a su oreja-; la cama la pongo yo... No sabes cómo me pones.
Aunque no lo aparentaba demasiado, sin duda era mayor que lo que él aparentaba, pero eso nunca había sido un obstáculo. La comida no tiene edad.

Monika sonrió, aún con su mano en el pecho del chico. Bajó la cabeza al escuchar las palabras de Donovan, y la levantó para poder mirarle a los ojos.

- Soy mayor para ti, ¿no crees? - dijo pasando su dedo índice desde el pecho hasta el vientre del vampiro - No miento cuando digo que estoy cansada... - añadió mientras con la otra mano agarraba su camisa y tiraba levemente de él para quedarse muy cerca de su boca - Muy cansada... - susurró para después morderle suavemente el labio inferior.

Sonrió una vez más y se alejó de él para seguir caminando hacia el final del callejón.- No me sigas... - le advirtió en voz alta aunque con un tono burlón.

Donovan se quedó encogido de hombros viendo cómo se alejaba. ¿Ella iba a hacerle trabajárselo tanto? "Venga ya, tal y como me estás dejando no voy a poder dejarte ni una gota de sangre...".

-¿Me estás provocando para que lo haga?-preguntó sin poder evitar morderse el labio inferior donde ella lo había hecho. Se lo pensó dos veces, pero fue detrás de ella de nuevo- También sé dar buenos masajes, puedo hacer que se te pase el cansancio sin ningún problema...

"Para siempre", completó mentalmente, todavía a cierta distancia de la chica, pero acercándose. Ya era un poco tarde, y sin duda le resultaría difícil encontrar otra presa. O la convencía por las buenas, o...

-Mi casa está aquí al lado. Venga ya, no me digas que estás tan vieja que no puedes permitirte algo así. Pero si no debes de tener más de 25...-trató de convencerla de nuevo el vampiro, comenzando a desesperarse.

- ¿Cómo has dicho? - preguntó ella parándose de sopetón - Puedo permitirme lo que me de la gana... - dijo girándose para mirarle.

Le estudió el rostro, y recortó la poca distancia que los separaba. Sin dejar de mirarle a los ojos comenzó a abotonar la camisa abierta.- Vas a coger frío... - susurró esbozando una pequeña sonrisa antes de girarse para seguir caminando - ¿Dónde dices que está tu casa? - preguntó de golpe, saliendo del callejón. Monika no podía negar que aquella situación le agradaba.

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3:40:00 a. m.
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Nebiros

Cuando aquella humana se acercó al demonio, este se vió obligado a andarse con cuidado. Matarle iba a ser muy dificil, no era un simple chupasangres, así que disponía de bastante tiempo de gracia antes de que la cosa pasara a las balas, pues además el local estaba lleno y esa humana no parecía muy peligrosa, claro que él tampoco parecía una criatura del abismo, ¿verdad?

El astuto demonio chasqueó la lengua a la vez que se incorporaba aún en su asiento, inclinandose hacia su temeraria compañera y así sus dos rubíes estuvieron más cerca de ella, intentando, tal vez en vano, incomodarla para que se fuese.

-Oh, perdona no suelo ser tan tonto, pregúntale a otro- sonrió mientras seguía mirando con absoluta fijación a la mujer- En el local hay muchos hombres con aspecto más decente y no tan extravagante, ¿por qué tú, mujer, has venido hasta el rincón más sombrío del bar a hablar con el hombre más sospechoso?- La verborrea del demonio no tenía fin, claro que él tampoco quería empezar nada, además, matar humanos estaba en contra de sus principios... él había venido exclusivamente para pasar un rato y detectar bestias.

El hombre de gabardina roja se volvió a acomodar mientras le tendía un cigarro a aquella chica, abriendo el tabaco con malévola habilidad.

-Vé al grano- siseó entrecerrando los ojos.

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1:45:00 a. m.
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Monika Dusek
domingo, 7 de septiembre de 2008


[ All GuyZ - Calle - Callejón ]

Hacía tiempo que Monika no disfrutaba tanto recreándose la vista. No pudo evitar sentirse decepcionada cuando el número de aquel chico terminó. Fijó la vista en su trasero mientras se alejaba y dio el último sorbo a su copa. Las de su izquierda ya estaban pidiendo otro tío más. Ella en cambio se puso de pie y buscó al camarero que la sirvió.

- Quédate con el cambio... - le dijo cuando se le acercó, y le metió un billete en el bóxer, tal como había hecho con Donovan.

Sonrió y le dio la espalda para recoger su abrigo y su bolso. Salió del local en dirección a su coche, y avanzó a grandes zancadas hasta él. Pero en uno de esos pasos su zapato pisó un excremento de perro, y su cara fue el mismo reflejo del pánico.

- ¡No, no no! ¡Mis zapatos! - gritó en medio de la calle, mientras cojeaba hasta el coche más próximo, que no era el suyo, y se apoyó. - Maldita sea... ¡Joder! - exclamó sin saber que hacer.

A su derecha vio una especie de callejón, y entornó los ojos a tiempo de ver unos cubos de basura al fondo. Cojeando, y plantando solo la punta del zapato afectado, caminó hasta el final y a dos metros de distancia abrió uno de los contenedores con un movimiento de su mano.

- Joder, joder, joder... - murmuraba mientras mantenía elquilibrio con un solo pie, y se quitaba el zapato del otro. Hizo una mueca extraña mientras con un movimiento rápido de su mano mandó el resto de heces al interior del cubo. Repitió la acción varias veces para cerciorarse de que eliminaba cualquier rastro, y se puso de nuevo el zapato. "Aún asi tengo que desinfectarlo..." pensó al tiempo que cerraba el cubo.

Entonces una puerta de metal se abrió de una de las paredes, y salió el chico que hacía unos momentos había visto con menos ropa. Donovan. Una sonrisa se le dibujó en su rostro al reconocerle, y pasó junto a su lado.

- Buen número... - dijo al estar a su altura y siguió avanzando con la sonrisa aún en sus labios.

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9:50:00 p. m.
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Eliška Svoboda.



|Night Club "La Conejita"|

- Gracias por tu... amabilidad.- Siseó a Alena justo antes de beberse de un trago su vaso de tequila, soltar un "argh" como respuesta de su dolorida garganta y agarrar el teléfono móvil que la chica le prestaba. Dejó un billete sobre la barra. Ni siquiera le preocupaba la vuelta. Lo único que quería ahora era llamar por ese maldito teléfono y encontrar a alguien que pudiera sacarla de allí.

¿Pero quién sería ese alguien? No podía llamar a su compañera de cuarto. No, eso sí que no. A parte de que la odiaba a muerte, la Monstruo Rubia la asesinaría a base de arañazos con sus uñas de porcelana si la despertaba a estas horas y acababa con su sueño embellecedor. ¿A su hermano? Bueno... parecía la mejor opción. Aunque conocía a Viktor y sabía que, tarde o temprano, acabaría pidiéndole un favor a cambio por esto. Suspiró, resignada, y marcó el teléfono del apartamento de su hermano mayor. Al parecer él también estaba durmiendo, pues tardó en contestar y cuando por fín lo hizo tenía voz ronca y poco lúcida. 

- Eliska, querida hermana mía. Ojalá te mueras. 

- ¿Qué? ¿Víktor? ¿Víktor? No te escucho bien... Espera, vale. Espera. Salgo un momento, que en este antro a penas hay cobertura. 

Se colocó la cazadora en un rápido movimiento, mientras sujetaba el móvil con el hombro. Acto seguido, volvió a abrirse paso entre la clientela para salir a la calle. Se cruzó con la camarera de la barra, que al parecer estaba ahora sirviendo a las mesas, y le indicó con un gesto que salía un momento y ahora volvía. No fuera a ser que a la tía le diera por pensar que iba a robarle el móvil o algo por el estilo y se montara la de dios en ese antro infernal.

Pero, al parecer, el destino quería que los problemas llegaran igualmente. 

De pronto, escuchó gritos dentro del Night Club y vio salir a un hombre que, presa del pánico, no dejaba de hablar de un monstruo. ¿Estaría borracho y eran alucinaciones suyas? No podía arriesgarse. Y menos cuando la vida de montones de personas pendía de un hilo. Personas borrachas y medio desnudas, pero personas con alma después de todo. 

- Víktor, hay problemas. Luego te llamo... si puedo. Te quiero.

Colgó el móvil y entró como un huracán en el local. Su mirada se movió entre la clientela, en busca de un vampiro. Pero no fue eso lo que encontró, no. Dos débiles destellos rojos, apagándose, le alertaron desde una de las esquinas de aquel lugar. Pertenecían al hombre de cabellos plateados. ¡Cómo no se habría dado cuenta antes! Y lo peor es que ni siquiera llevaba armas encima. Las había dejado todas en el maletero del coche. Lo único que tenía en aquellos momentos era una estaca escondida en su bolsillo. "Serás gilipollas, Eliska... Pues nada. A golpe limpio", se dijo. Pero tenía que sacarlo de allí. No podía dejar que alguien resultara herido. "Naturalidad. Ante todo, naturalidad"

Hechó a andar hacia él, con paso tranquilo, y una sonrisa adornándole el rostro. 

- Eh... perdona. Acabo de ver lo que ha pasado y... -"Y pienso patearte ese culo demoníaco que tienes, cabrón", añadió, en su mente- ... bueno, siento muchísimo lo de tu helado. Que asco de borrachos. ¿Sabes? He dejado allá fuera mi coche echando humo por lugares que ni sabía que tenía. Si pudieras ayudarme a arreglarlo... te puedo recompensar con otro helado. O con lo que quieras. 

Acompañó sus palabras con una batida de párpados y una sonrisa sugerente. Ya solo quedaba esperar si el pez picaba el anzuelo. Si no resultaba, pues nada. Entonces sí que habría que recurrir a medidas drásticas.

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9:16:00 p. m.
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Donovan Sarka


[All GuyZ-Callejón]

De pronto, antes de que nadie pudiera hacerlo, la chica de antes se acercó y le dejó a Donovan un par de billetes en los bóxers. Él le guiñó un ojo sin dejar de moverse, mientras un montón de manos comenzaban a imitarla. El chico suspiró aliviado, comprobando que su atractivo físico no había disminuído, y recuperó su énfasis, mas sin olvidar al que podría ser un cazador.

Cada vez había más gente en el local, mirándolo y dejándole dinero, si seguía así acabarían cayéndosele los bóxers. Es posible que ese fuera el motivo por el que muchos le seguían dejando billetes. A él tampoco le importaba que sucediera, pero los desnudos públicos en el local iban contra la política de éste, pese a que incluso a su jefe le doliera. 

Recobrando la compostura, y con los bóxers tan llenos de dinero que no dejaban marcar nada, el streaper recorrió sensualmente la pasarela por última vez aquella noche, dirigiendo algunas miradas especiales. Justo antes de esconder su cuerpo tras las cortinas para ir al camerino, giró la cabeza y dirigió su mirada a la mujer que había sido la primera en premiarlo con billetes y sonrió seductoramente. Menos tiempo duró otra efímera mirada hacia el desconocido encapuchado, justo antes de continuar su camino fuera del escenario.

Su jefe lo recibió con aplausos y con algún que otro "bravo" y "espléndido". Pero mantuvo las distancias al recibir una mirada de repugnancia. Ése no sería el día en que lo manoseara a él, ni ningún otro. Donovan cerró la puerta para evitar miradas indeseadas de aquel ser tan inferior, y se quitó lo único que llevaba quedándose completamente desnudo. Contó el dinero que había recaudado esa noche; no estaba nada mal. 

No pudo evitar mirarse de nuevo al espejo y contemplar su precioso cuerpo, pasándose el dedo lentamente desde su labio inferior a su ombligo, deteniéndose especialmente en el pecho. No pudo evitar excitarse al ver un ser tan perfecto, a alguien inalcanzable para la mayoría, a él mismo. Tenía la suerte de poder disfrutar de su propio cuerpo, ya que le pertenecía; mas no tenía tiempo para ese tipo de cosas, seguramente esa noche cenaría.

Se vistió con ropa de calle: una camisa negra con los botones superiores desabrochados y las mangas remangadas y unos vaqueros flojos con dos cadenas; cuando acabó de arreglarse el pelo, abrió la puerta encontrándose con el jefe.

-Oye, una cosa-comenzó el chico sin acercarse demasiado al enano gordinflón-.

-Lo que tú quieras, ya sabes que estoy aquí para cualquier cosa que me pidas, Donovan...-.

-Lo sé-le siguió el juego, ante el intento descarado de seducirlo de su jefe-. Y llámame Perdizione. Mira, un tío raro se ha debido de colar, quiero que avises a los de seguridad. Es fácilmente reconocible, lleva capucha y es bastante siniestro, no pega con nadie de aquí-.

-Tú siempre tan directo-continuaba tratando de llegar a él de alguna forma, mientras se toqueteba la peluca-. Claro que lo haré, ya te he dicho que haría cualquier cosa que me pidieras-.

Donovan hizo un gesto de repelús con la boca, mostrando el asco que sentía por él, algo que el presumido gordinflón no pudo apreciar por su falta de cerebro, y pasó sin tan siquiera mirarlo hacia la salida de los streapers, dejándola volver para cerrarse en cuanto salió. Miró el cielo oscuro, mientras daba un profundo suspiro que provocó que un claro vaho saliese de su boca. Miró en ambas direcciones; le encantaba aquella salida: llevaba a parar justamente a un callejón en cuyo extremo sólo había unos cuantos cubos de basura. Era lo que cualquier habitante de la noche habría querido: un oportuno callejón sin salida en plena noche, iluminado únicamente por la luz de la puerta del local... "¿Quién será esta noche mi víctima?", pensó el chico, sin moverse del sitio.

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9:01:00 p. m.
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Evžen Novák











|Río Moldava|

Evžen se adentró en el túnel, aún tiritando suavemente. Rozó la pared con los dedos, sin pensar en la guarrada que podría haber, y para su sorpresa sólo había verdín. Continuó andando, mientras el olor a tubería y a alcantarilla se iba haciendo más fuerte, y alzó la bufanda que, milagrosamente no se había desprendido, a su nariz apra taparse el olor, apartándola inmediatamente con un gesto de disgusto.

La escurrió a conciencia en cuanto llego a un cruce, mirando alternativamente a izquierda y derecha. En ese punto ya estaba bastante asustado, pero prefería saber en que se había metido antes de volver a recorrer ese túnel horrible, frío y oscuro. ¿Y si alguien había cerrado la cancela y no podía salir? Además, tendría que volver a tirarse al río, y con lo cansado que empezaba a sentirse, seguramente la corriente le arrastraría y moriría de hipotermia o ahogado.

Eso sólo le dejaba con la elección más simple del universo. ¿Izquierda, o derecha? Evžen volvió a mirar a la derecha, donde la tenue luz del túnel desaparecía paulatinamente hasta formas una oscura boca negra. Se volvió hacia la izquierda, donde la luz era cada vez más suerte, y suspiró aliviado. Al menos la mejor opción estaba clara. Volvió a colgarse una ya menos empapada bufanda, cruzándosela por la boca y la nariz. Parecía una mora, pero al menos el olor era soportable.

El artista recorrió el túnel izquierdo, en el que la luz se hacía más y más fuerte hasta ser puntos luminsos reconocibles, y en otro rato, antorchas. El cansancio hacía mella en sus piernas, resbalándose cada vez más a menudo, y había dejado de pensar en lo que haabía hecho para centrarse en la importante y difícil tarea de poner un pie delante del otro y caminar.

Por eso mismo, casi se cayó al tropezarse con el primer escalón de piedra. Confuso, miró hacia arriba, distinguiendo una trampilla al final de las escaleras. La visión le dio fuerzas renovadas, y se terminó los escalones casi corriendo. Llegado a este punto, le daba casi igual lo que encontrara.

Sintió un momento de puro pánico cuando no pudo abrirla, pensando en tener que recorrer el mismo camino de nuevo, cayéndose sin fuerzas en algún punto de la maloliente alcantarilla hasta que alguien le encontrara. Y acababa de acordarse que había pasado la hora de las pastillas. O eso suponía, porque no llevaba reloj. Sus pensamientos y el pánico le dieron fuerzas para, de un empujón, lograr abrir la compuerta, y deslizarse por ella.

El rubio casi se cae de culo de la impresión. Tras la penosa caminata, cualquiera se esperaría una bodega, o un sótano, pero desde luego que lo que no se esperaba era un salón. ¡¿Y esa alfombra era persa?!

Retrocedió un par de pasos, ensuciando la alfombra mientras. Aunque no hacía precisamente calor, en aquella sala se estaba algo más caliente. Ev echó un curioso vistazo a su alrededor, recordando la chica que le habia traído hasta aquel lugar. ¿Se habría equivocado de túnel?
Si no era así, estaba claro que alguien muy gordo estaba metido en ello, y no lo decía sólamente por el tamaño del sofá.

Localizó una puerta en la habitación y cruzó la estancia a zancadas, deseoso por averiguar más de aquel lugar, o de salir de allí pitando, aún no lo había decidido.

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8:00:00 p. m.
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Nebiros

[Night Club "La Conejita"]

Mientras Nebiros, o Dorian como le solian llamar, miraba el ambiente con bastante tranquilidad, un indeseable se tambaleó hasta su mesa, arrojándose sobre ella y tirando el helado de fresa al suelo. Nebiros torció un ceja y frunció los labios minutos después el demonio propinó una energica patada al borracho sacándolo de aquel rincón sombrío donde él se encontraba.

El borracho se dolió de la patada y salió corriendo al ver los ojos rojizos que le apuntaban como láseres desde la debil y casi inexistente luz.

Además, para más diversión, el borracho gritó sin vocalizar lo que más odiaba que le dijeran, pues no le agradaba la idea de estar tachado de...

-¡Monstruo, un monstruo!- balbuceó mientras abría la puerta del establecimiento y se perdía por la noche de la ciudad.

"Maldito..." -pensé mientras me ponía a la defensiva mirando a todas las personas que se encontraban allí.

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7:25:00 p. m.
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Judas Vandernott & Mila Zeman

Primera Parte

Rascacielos; fiesta privada

Mila, en vez de reprocharle a Vandernott todo aquel espectáculo, le siguió el juego. Al principio fue algo reacia, pero acabó bailando al son del vals que sonaba en aquel momento, dejándose llevar por el encanto de Judas, en un intento de olvidar aquel olor que, sin duda, acabaría por hacer que huyera de la sala. Si a Judas lo había embargado un aroma agrio, a Mila le había ocurrido exactamente lo contrario. Lo que ella respiraba era dulzón, demasiado dulzón. Como si alguien se hubiese puesto tanta colonia que ni siquiera pudieras respirar con toda tu capacidad.

Eso significaba la presencia de un vampiro. Pero, como Judas, también pensó que su enemigo por naturaleza no sería tan estúpido como para atacarla allí mismo, con tanta gente a su alrededor. Y, si lo hiciera, seguramente sería un chiquillo que no sabría comportarse sin su sire; tendría que matarlo. ¿Por qué aquellos chupasangre estaban por todos lados?

Maldijo para sus adentros y se concentró en el baile.

-¿Puedo tutearte? -susurró Judas cerca del oído de Mila- Me gustaría saber tú nombre.

Judas, también se concentró en el baile ya que su experiencia le permitía no preocuparse tanto por el licántropo que rondaba por ahí. Estaba tan cegado por el repentino interés que tenía sobre Mila que ni siquiera se planteó la posibilidad de que fuese ella el origen de aquel agrio aroma.

- Zeman. Mila Zeman -contestó Mila, haciendo un esfuerzo enorme por no estremecerse al notar el aliento frío de Judas contra su oreja.
- Mila... Me gusta. Bueno Mila ¿qué te trae a una fiesta tan aburrida como esta? Di que nos e peude esperar nada más de una fiesta de negocios.

Mila sonrió ante el comentario.

- Vengo con el fiscal; soy su ayudante -respondió-. ¿Y tú, Chambers? ¿Que trae por aquí a un ruso con seguramente mejores cosas que hacer que bailar conmigo?
-Vine a conocerte - contestó Judas un tono misterioso en la voz- Bueno, y a hacer de vigía de mi... tía... -el vampiro casi no recordaba el nombre que había usado para entrar- De mi tía Mary Chambers. Los obscenamente ricos como yo olvidamos con facilidad los nombres -bromeó.

En ese mismo momento, Mila notó una atracción sobrenatural por Judas. Lo achacó al champán, a sus ojos, a su sonrisa e incluso a su acento, pero en el fondo sabía que había algo más. Normalmente, la rubia no se dejaba encandilar tan rápidamente. Ni siquiera solía bailar. Pero la música... y su voz... Se estremeció.

- Ya, claro. La tía Chambers -contestó, con un punto de sarcasmo en su voz-. No te pareces mucho a ella.
-No, y ella se ocupa de decírmelo todos los días. Creo que cree que no soy hijo de mi padre –el vampiro rió- Y quizá tenga razón

Ambos daban vueltas tan absortos el uno en el otro que chocaron contra otra pareja. Mila tropezó con el cuerpo de Judas y este quedó hechizado por sus ojos. Había algo en ellos que le recordaban tiempos más felices. Un brillo peculiar, extraño, muy particular. Fue lo mismo que pensó Mila al mirar los suyos. Judas parecía estar hecho de otra pasta.

Y aquel olor...

- ¿Quién eres tú, Chambers? ¿De dónde has salido? Tu apellido es muy raro siendo ruso. -preguntó.

A Judas le sorprendió aquel pronto de Mila. Normalmente, las mujeres con las que trataba, no hacían tantas preguntas tan directas cuando intentaba seducirlas.

- Puedes llamarme Judas, y si me acompaña fuera de enseñaré de donde he salido. Esta fiesta empieza a agobiarme –apuntó acordándose del licántropo que rondaba por ahí.
- Vayámonos -instó Mila, apartándose de Judas y empezando a hacer sitio entre la multitud para poder pasar.

A pesar de su aspecto pequeño y frágil, Zeman tenía fuerza. No le costó apartar a algún que otro hombretón fornido que había rondando por allí, seguramente el guardaespaldas de algún pez gordo, a pesar de las protestas. No le importaba. Ni siquiera se despidió del fiscal, que hablaba con el hombre de avanzada edad que había estado babeando por ella desde que había pisado el lugar.

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7:13:00 p. m.
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Alena Hajek

[Night Club "La Conejita"]


Ese día parecía bastante ajetreado. No había pasado ni dos horas desde la apertura del Night Club y ya estaba lleno del todo. Como si estuviera haciendo ejercicio, Alena recorría la barra de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, sirviendo copas y preparando combinados. Finalmente, una compañera entró a relevarle. Salió fuera del local, aún vestida de conejita y se encendió un cigarrillo. Con total tranquilidad, Alena se lo fumó, sentada sobre una silla que habían depositado previamente las chicas del Night Club ahí, para sentarse en los descansos. Cruzó las piernas y se limitó a mirar a la calle.

Praga no era, para nada, una ciudad tranquila por la noche. Pero, ajena a los seres sobrenaturales, Alena creía que era porque estaban siempre de fiesta. Cuando acabó el cigarrillo, maldiciendo los escasos minutos de descanso, Alena entró de nuevo y cogió una bandeja de aluminio, para servir las copas en las mesas. Eso era mucho menos extresante, al menos para ella, porque a veces le hacían sentarse y escuchaba todo aquello que tenían que decir esos borrachuzos...

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6:39:00 p. m.
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Noticias

Al parecer ha habido dos tipos de confusiones desde que hemos empezado el rpg en la nueva página. Me gustaría tratarlas a continuación y espero que todos estéis de acuerdo.

La primera cuestión es que (para los futuros jugadores) todos los personajes deben ser checos o de países vecinos. Como ya he comentado varias veces quiero que sea un rpg realista dentro del realismo posible dentro de su genero (xD) Es decir, que no quiero que se convierta en el típico rpg de Harry Potter en el que hay alumnos de todos los países menos de la propia Gran Bretaña.

La segunda cuestión, y la más importante, es que este rpg es desde sus comienzos en TERCERA PERSONA. La explicación está clara: se supone que la historia está narrada por un pnj, quien escribe un diario/libro en capítulos. Cada capítulo desde el punto de vista de un personaje, narrando incluso sus pensamientos, porque si, es un pnj muy poderoso y todos los caminos os llevarán a él.
Las jugadas no cambiarán, serán iguales solo que en vez de poner los pensamientos de vuestros pjs directamente tendréis que hacerlo entre comillas y con un "pensó" al final.

Siento las molestias. Si alguien tiene algo que decir/sugerir/preguntar que comente.

[PD: no hace falta que editéis los viejos post, pero procurar que los nuevos estén escritos en tercera persona]

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5:30:00 p. m.
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Alexander K. Grigorev y Marek Rozenhal

[Puente sobre el Río Moldova]

Alexander notaba el fuerte, pero a la vez suave tronar del agua al golpear en los pilares del puente. Aquel ruido, que se le antojaba casi como un ronroneo, le indujo a un estado de ligero sopor, mientras notaba el cansancio hacer mella en su cuerpo y mente. La barandilla que le separaba de la balaustrada de piedra, verdadero límite del puente, le permitía tomarse la licencia de abstraerse de lo que le rodeaba, sin temor a una caída o a un ataque sobrenatural, gracias a la iluminación del puente.

Pero no contaba con que la gente puede llegar a ser muy silenciosa, y más aún si él bajaba la guardia. La voz del muchacho (Marek) le sobresaltó, y Alexander se llevó la mano al cinturón, como si estuviera ajustando los pantalones. Aunque su verdadera intención era preparar su pistola, Winona. Era un muchacho de rostro amable, y la pregunta le obligó a forzar una sonrisa.

- No, tranquilo, muchacho, Sólo estaba disfrutando del correr del río. Hacía años que no pasaba por aquí.

A Marek todo aquello le sonaba extraño, no entendía qué encontraba la gente en observar detenidamente las cosas.

- Yo suelo pasar por aquí cada día -susurró el más joven, mientras Alexander se apoyaba en el coche y sacaba un cigarrillo de su bolsillo-. ¿Por qué ha vuelto a Praga? Poca gente que yo conozca vuelve tras irse...

Alexander había sacado un zippo de su bolsillo, y la llama iluminó su cara, que se contrajo ligeramente al escuchar la pregunta inocente del muchacho. Tras una calada profunda, observó el cielo sin luna, exhalando el humo a medida que hablaba.

La voz de Alexander sonaba ligeramente rota, tal vez por el tabaco, tal vez por la amargura. Pero también tranquila, ya que la ausencia de luna le garantizaba que ningún licántropo haría de las suyas aquella noche.

- Hay gente que se gana la vida viajando de un lado a otro, como yo. Y a veces esos derroteros que seguimos nos llevan muy, muy lejos. Lejos de casa, lejos de ciudades como Praga... -Alexander miró al muchacho, cuyo rostro albergaba un gesto de impaciencia-. Pero estoy divagando, te ruego que me disculpes.

A Marek le parecía que, a pesar de parecer un tío joven, aquel sujeto hablaba como su propio padre al dirigirse a sus clientes. La sensación de nerviosismo al pasar demasiado tiempo quieto se hacía más y más evidente, en forma de golpecitos rítmicos contra el suelo con el pie derecho. Necsitaba seguir corriendo, necesitaba seguir volando.

- Bueno, pues si no tiene problemas y no necesita nada, creo que seguiré con mi carrera nocturna -el muchacho dió un par de pasos, pasando por delante del fumador. Antes se detuvo, y añadió-: Por cierto, si quiere cenar mis padres tienen un restaurante en el centro. Se llama The Pork Home. Hacen comida casera y suelen cerrar bien tarde la cocina.

Marek sonrió, y le tendió la mano. Alexander se la tomó, agradeciendo su amabilidad. Al soltarla, Marek se marchó corriendo hacia el lado opuesto del puente. Alexander suspiró, viendo alejarse al muchacho, y decidió que aceptaría el consejo, yendo a ese restaurante. Pero antes de montarse en el coche y empezar a conducir, decidió acabarse el cigarrillo, volviendo a prestar atención al agua que corría bajo sus pies.

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4:43:00 p. m.
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Marek Rozenhal









Marek Rozenhal corre por las azoteas de algunos pisos de Praga en paralelo al río Moldava. Al ver que se acercaba al final de la azotea coge impulso y salta con todas sus fuerzas. Sabe que no llegará a la azotea siguiente pero cuando está en el punto más alto de su salto desaparece dejando tras de sí un humillo azulado. Un instante después aparece unos metros delante en la misma posición, listo para caer sobre la azotea del edificio siguiente. Grita y sigue corriendo a toda velocidad. Es el ejercicio de casi cada noche. Viste con ropa deportiva negra y se tapa media cara con una braga de cuello negra.
Entonces frena apretando los pies contra el suelo en un suave derrape. Coge aire mientras sonríe. Se siente libre en aquel gran circuito que es la noche de Praga. Hoy está algo cansado. Se apoya en la barandilla y observa el río. En un puente ve a un hombre (Alexander). Al ver que tiene el coche a un lado, a Marek le da la sensación que se le ha averiado. Toma aire de nuevo, salta y se deja caer al vacío por un callejón. Se teletransporta al suelo, en el mismo callejón vacío. Se guarda la braga en la mochila y corre a ritmo footing. Sale del callejón y cruza la calle hasta llegar al hombre. Le desespera correr tan lento.

-Disculpe, ¿problemas con el coche? ¿Puedo ayudarle? -pregunta con una amplia sonrisa

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4:15:00 p. m.
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Alexander K. Grigorev

[Carretera hacia Praga - Calles de Praga, junto al río]

Al ritmo de Hell's Bells en el viejo cassette del coche, se comenzaba a perfilar la silueta de Praga, recortada en la mortecina luz rojiza, emitida por el astro que amenazaba con marcharse a dormir pronto, dando paso a la noche, ese momento en el que el mundo cambiaba por uno de terror y pasión. Ese mundo que era una presa para cientos, miles de horrores sin alma que vagaban por él. Ese mundo del que yo era guardián y protector.

La vida no era fácil para un cazador de mi estilo, yendo de un lado a otro, por carreteras muchas veces sin asfaltar, en el desierto, cruzando fronteras a cada paso. Y no sólo las fronteras territoriales: las místicas las cruzaba a cada pensamiento que barría mi mente. Conjuraba en ésta última cada detalle de mis viajes, cada pista, cada ejecución, cada rostro descompuesto de esas aberraciones, al comprender que volverían al infierno del que venían, o simplemente que su existencia imperdonable había llegado a su fin.

Me movía con rapidez, no me quedaba mucho en ningún sitio, y menos si no había infraseres a los que liquidar. Pero esta vez podría ser distinto: podría acabar todo, y establecerme de una vez. Todo dependía de si las pistas que había ido recogiendo y organizando no eran erróneas, y organizaba bien mi estrategia. Ese demonio que exterminó a mi familia me las iba a pagar, y el infierno le parecería el cielo, comparado con los sufrimientos con los que le haría honores.

Las luces de Praga ya comenzaban a ganar intensidad, a medida que el perfume de la última mujer con la que había pernoctado daba sus últimos coletazos en mi ropa. Era un perfume barato, pero la noche había merecido la pena. Uno de los polvos más extrañamente salvajes y placenteros de mi vida, aunque para nada comparable con cierta damisela, hace muchos años, en aquel barrio de las afueras de Moscú...

Con esos pensamientos, entré en la ciudad, conduciendo por sus calles envejecidas, con ese toque de antigua y rica pobreza, de piedra gris con elaborados detalles, señal de glorias pasadas, llenas de vacía suntuosidad. Turistas, prostitutas y jóvenes con aspecto de balas perdidas, demasiado borrachos y drogados para darse cuenta de los horrores que les rodeaban.

Algunas de esas prostitutas parecían criaturas de la noche. Pero a menos que me dieran verdaderos motivos para ejecutarlas, esta vez me saltaría mi código. El demonio debía estar en esta ciudad. Y le encontraría, le torturaría y le ejecutaría. Nada de exorcismos. Si existía alguna forma de matar a un demonio, la encontraría y la emplearía sobre él.

Mi conducción me llevó a uno de los puentes que cruzaban el río Moldova, que en ciertas partes tenía fuertes corrientes. Paré a observarlo, pues el sonido del agua al correr me relajaba. Bajé del coche, y me acerqué a la barandilla. El olor de agua corriendo invadió mi nariz, y lo inspiré con fuerza. Esos momentos de paz eran poco frecuentes en mi vida.

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11:18:00 a. m.
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Janina Svarolska

[[Bufete de abogados-Calles de Praga-All Guy Z]]


El dia de hoy juraría que debía de haber sido el más largo de mi vida. El trabajo había sido horriblemente aburrido, solamente un caso acerca de una mujer ricachona que quiere llevarse todos los beneficios del divorcio, era peor que los accidentes de tráfico. Además de esto, mi ordenador tubo que ser llevado a reparar, en la tintoreria dijeron que mi traje tardaría unos días más, y para colmo hoy hace 7 años de muerte de mi padre. De acuerdo, mi padre no era el ser más extraordinario de el mundo, y eso lo demostraba la enorme cicatriz que cruzaba mi espalda, pero al fin y al cabo era mi padre.

A la salida del trabajo, con un humor de perros, y eso que se acercaba la luna nueva, fase en la que mi humor era, normalmente, bastante más relajado de lo que parecia ser hoy, decidí hacer una visita a los restos de mi difunto padre.

Para colmar el vaso, en una de mis brillantes ideas habia decidido no traerme el coche...Bueno, esta bien, caminaré.

Las calles eran estrechas y oscuras, no se veia ni un alma, y el sonido de mis botas de aguja era lo unico que se escuchaba...La falda por encima de la rodilla se ajustaba a la perfeccion a mis movimientos y la blusa negra dejaba ver bastante debido a los dos botones superiores desabrochados. El pelo me caia con delicados bucles hasta la espalda.

Segui caminando pasando ante pubs abarrotados, pero el alcohol me tentó, la visita al cementerio podría esperar.

Entré en el Night Club notando como los babosos me miraban al pasar, un streaper (Donovan) estaba restregandose por la barra del local, puse los ojos en blanco, ese no era mi estilo...Me acerqué a la barra, por la parte más alejada de las histéricas mujeres que se peleaban por tocar sus musculos sudorosos.

-Un tequila, por favor- le dije con una sonrisa a la camarera (Alena), mientras le tendía a la joven un billete-. Quedate con el cambio.

Mientras esperaba mi tequila me dispuse a observar al streaper. Tenía que reconocer que el muchacho no tenía ningún desperdicio, pero no me gustaba esa clase de tipos que vendían su cuerpo de esa manera. Vale, admito que en ocasiones usaba mi propio cuerpo, pero más como un incentivo. Lo mio era diferente.

Clave mi mirada un segundo en el bulto que tenia el muchacho entre las piernas, sin duda no tenía desperdicio.

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3:05:00 a. m.
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Monika Dusek
sábado, 6 de septiembre de 2008



All GuyZ

Tenía que admitir que se movía muy pero que muy bien. Entonces reparó en mi, debía de sorprenderle que no fuese como una histérica más porque sus movimientos fueron dudosos el tiempo que clavó en mi su mirada. Pero enseguida recuperó el ritmo y siguió moviéndose tal como antes.

Algo debía de haberle puesto nervioso, pues sus movimientos pasaron a ser más violentos, pero igualmente de sensuales. Me sorprendí a mi misma poniéndome de pie, dejando mi copa en la mesa, y comenzar a urgar en mi bolso. Saqué un par de billetes de mi cartera y me acerqué a la pasarela con una sonrisa de medio lado. Aproveché que el chico se deshacía de los pantalones para poner los billetes en su bóxer. Me mordí el labio al tiempo que fijaba mis ojos en los suyos, y volví a mi sitio, adoptando la misma postura que antes.

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11:40:00 p. m.
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Donovan Sarka




[All GuyZ]

En cuanto apoyé mi espalda contra la barra y bajé lentamente, mis ojos se posaron en una chica que no chillaba histérica como las demás. Arqueé una ceja; eso me estaba molestando bastante. ¿Por qué no se exaltaba y se acercaba, como todo el mundo? ¿Acaso no le gustaba lo que veía? Jamás me había pasado algo semejante. Me di cuenta de que había estado inactivo mientras pensaba, y volví a levantarme lentamente frotando mi torso.

De pronto, algo me hizo desviar la mirada. Había sido un escalofrío intenso, que había dirigido mi mirada a otro hombre, éste último más extraño y siniestro que aquella mujer. No lograba verlo bien entre las luces y la gente, pero no tenía buena pinta.

No detuve mi show; todo lo contrario. Agarré la barra con las piernas entrecruzadas y un brazo, la cabeza en el aire y agitando el otro brazo, con la espalda arqueada. Apoyándome en el suelo un momento con la cabeza, me quité de golpe los pantalones de cuero, que sólo con la experiencia había logrado hacer, y continué el movimiento anterior únicamente en bóxers, moviendo la cintura de arriba a abajo.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en el hombre extravagante. Sin duda, en cuanto acabara esta iría a hablar con el jefe para que mandara a los de seguridad. ¿Cómo había entrado al local con esa pinta? Raramente me daba alguien escalofríos, por lo que sólo se me pasaba una cosa por la cabeza sobre su identidad. Personas sobre las que siempre estaba alerta, pese a no temerlos. ¿Podría ser uno de ellos...? ¿Un cazador? Nadie detendría mi actuación, antes prefería ponerme en peligro.

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11:04:00 p. m.
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Master (Evzen, Donovan, Monika y Klahrt)




|Rio Moldava (Evzen)|

Después de recuperar el aliento Evzen se adentró en la alcantarilla. Mientras caminaba la escasa luz que iluminaba su espalda se fue perdiendo en la lejanía, pronto no vería nada, pero para sorpresa del joven artista una luz tenue y oscilante bañaba las sucias paredes llenas de verdín. Continua andando mientras se tapa la nariz por el insoportable hedor de la alcantarilla y llega a un cruce: por la derecha la luz tenue desaparece, así que Evzen decide que lo mejor es dirigirse hacia la luz. Pronto descubre que el origen de aquella luz son unas rústicas antorchas empapadas de aceite. El artista continua caminando y empieza a cansarse de los resbalones y de meter el pie en agua ponzoñosa, pero aún tiene ganas de continuar. Su curiosidad es recompensada, ya que al final de ese recorrido de la alcantarilla hay unas escaleras de piedra que llegan a una trampilla. Le cuesta abrirla, pero finalmente cede. Sube y se asombra cuando sus pies manchan de barro maloliente una alfombra persa en un suntuoso salón.


|Cementerio de Praga (Klahrt)|

Klahrt ha tenido suerte, porque Giovanni rompió el ataúd que le guardaba con fuerzas renovadas y comenzó a escarbar buscando la añorada superficie bajo los pies del joven nigromante. Aquellos ruidos y vibraciones del suelo hubiesen asustado a cualquiera, pero Klahrt estaba acostumbrado, aún así retrocedió, ya que nunca se sabe lo que podía pasar.

Después de unos intensos minutos la mano de Giovanni sale de la tierra y entra en contacto con el aire, al hacerlo parte de los ligamentos que aún tiene pegados a los huesos se deshacen. Tarda unos minutos más en salir, pero la espera trae su recompensa. Las viejas ropas le cuelgan como harapos, el pelo negro y polvoriento tiembla febrilmente en su despeinada cabeza, y a su cara demacrada le faltan trozos de piel, pero sus ojos se mueven con rapidez observándolo todo... sus "nuevos" ojos, ojos concedidos por la magia negra del nigromante para que pueda servirle bien.

- ¿Qué... queréis? -dice lentamente con una voz profunda.


|All GuyZ (Donovan y Monika)|

Mientras baila y desliza su ropa a Donovan le llama particularmente la atención una mujer que permanece tranquila junto a la barra, comiéndosele con los ojos, pero sin entrar en histeria como los demás. (Monika)

Mujeres, hombres... Todos y cada uno de ellos se peleaban por colar un billete en la ropa interior de aquel fogoso y musculoso joven.Todos menos uno. Por la forma de su cuerpo se podía decir que era un hombre, pero su cara permanecía oculta bajo la capucha de una túnica negra. Aquella figura permanecía inmóvil al otro lado del local mirando fijamente a Donovan y relamiéndose los labios bajo la capucha con lujuria. En seguida el joven streaper siente la mirada de aquella figura, porque no es como las demás, y un escalofrío le recorre la espalda descubriendole la presencia del hombre misterioso.

Monika se da cuenta de que Donovan está distraido y no puede evitar sentir curiosidad.

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9:17:00 p. m.
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Judas Mijail Vandernott



|Penúltima planta del rascacielos (con Mila)|
Música: The 13th essence

Judas se rió, aunque no pretendiendo enfurecer más a Mila. La joven se zafó de él enseguida, pero el Señor Vandernott era un ¿hombre? muy persistente.

- Ahí reside el error, soy Ruso, no Checo -levantó una ceja y se acercó peligrosamente a Mila- Y es imposible que ese de ahí fuese su acompañante, porque no es la típica mujer que se arrima a un viejo verde por dinero. ¿Verdad?

Con cuidado y con disimulo acercó una mano a la de Mila. En un rápido movimiento tomó su suave mano con la suya, áspera y grande, a la vez que inclinaba ligeramente el cuerpo y la cabeza a modo de reverencia.

- De todas formas tiene razón. He sido un mal educado, ¿me disculpa concediéndome este baile?

Judas no levantó la cabeza, al acercarse a Mila había notado un olor peculiarmente agrio que se clavó en su cerebro disparando las alarmas. En esa sala había un hombre lobo, sin duda. Debía estar atento, pero por ahora, si aquel licántropo era suficientemente inteligente, no le atacaría entre tanta gente. El vampiro por fin levantó la cabeza y sonrió a Mila ampliamente, pero sin mostrar sus colmillos.

- ¿Qué dice? Solo un baile, y si no le gusta no la molestaré en lo que quede de noche, es más, me iré por esa puerta y no volverá a verme más.

Mientras decía esas palabras acariciaba la palma de la mano de Mila con el pulgar con un ritmo hipnótico.

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8:26:00 p. m.
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Noticias

  • Tenemos dos personajes nuevos. Dad la bienvenida a Monika y a Janina

  • Tenemos radio, hay algunas canciobnes cuyo "prologo" dura 1 o 3 minutos antes de que empiece la verdadera canción, podeis pasar hacia delante para que salga directamente. (Me encanta la del piano)¿Para qué hay radio? Pues para escucharla si os aburrís o para ambientar buestras jugadas. Ejemplo:

  • Judas Vandernott
    |Calles de Praga|
    Música ambiental: Where's Jack The Ripper?

  • POSTEAD
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    8:17:00 p. m.
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    Monika Dusek

    Agencia Publicidad - Calles de Praga - All GuyZ

    Salí de la agencia esqueada. Dvorák era un cliente demasiado insistente en un concepto que en Publicidad resultaba ya anticuado. ¿Para anunciar neumáticos eran necesarias mujeres en bikini? Ya me veía yo al día siguiente llamando a modelos, todo por ese estúpido arrogante que no paraba de mirarme las tetas. Encima de que se me habían acumulado el resto de proyectos, y no había tenido más remedio que quedarme a hacer horas extra.

    Me encaminé hacia el coche con paso firme y lo abrí con solo mover la mano. No necesitaba siquiera llave para abrirlo, los seguros saltaron de inmediato, y me metí en su interior. Para arrancar si que necesitaba de llave, y con un nuevo movimiento las llaves salieron de mi bolso y fueron a parar a mi mano. Sonreí de lado y encendí el motor.

    Era ya tarde, por lo que la poca gente que se veía por Praga era aquella que salía a divertirse. Pasé por delante del All GuyZ, club al que tenía pensado ir muy pronto. Necesitaba una noche para mi.

    Una fugaz idea se pasó por mi cabeza. ¿Por qué no ahora? Aceleré hasta el primer sitio libre que vi, y aparqué con destreza en un tiempo más o menos razonable. Salí del coche y caminé a grandes zancadas hasta la entrada del local. Nada más traspasar el umbral me vi envuelta en una atmósfera cargada de hormonas. Hombres y mujeres vitoreaban a los chicos que se movían junto a la barra.

    Encontré una mesa solitaria al final de aquella pasarela, y aunque había copas que indicaban que quizás estuviese ocupada, me encaminé hasta ella y me senté al tiempo que me deshacía del abrigo.

    - Tráeme un mojito, guapo - le dije a uno de los camareros que vestía únicamente bóxer y pajarita. - Con pajita, no quiero tragarme las hierbas... Gracias - añadí sonriendo ampliamente al chico mientras me acomodaba.

    El chico que en ese momento se restregaba sobre la barra la abandonó, luciendo palmito, y el grupo de mujeres que había a mi lado pidió otro tío más. Poco después de que tuviera mi copa salió el siguiente [Donovan] y me mordí el labio inferior mientras le observaba acercarse. Mis ojos recorrieron su cuerpo no una, sino varias veces, cuando se deshizo de la chaqueta. Dí un sorbo a mi mojito a través de la pajita y me mojé los labios sin dejar de mirarle. A diferencia de las histéricas de mi izquierda, yo permanecía cómodamente sentada, con las piernas cruzadas y con la boca cerrada (salvo cuando bebía de la copa). Lo que si hice fue sonreírle varias a veces a aquel chico cuando nuestras miradas se cruzaban, y disfrutaba a través de mis gafas de aquella vista.

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    8:10:00 p. m.
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    Hell

    [Calle de la zona vieja de Praga - + Xiana]

    Era la última noche que podía pasar en aquel sótano, pues el dueño volvería en cualquier momento, aquello de cambiar de hogar a veces era bastante pesado, me puse a pensar cuál sería mi próximo destino, tenía ganas de una buena habitación en un hotel, sí, estaba decidido buscaría uno de los mejores hoteles de la ciudad y me colaría en alguna habitación mientras la limpiaban.

    Recogí mis cosas, me vestí y me puse una cazadora, el tiempo no parecía acompañar mi buen humor, así que era mejor estar bien preparado, abrí la puerta y tras subir unas escaleras abandoné el edificio.

    Como me había imaginado, las nubes dejaban entreveer la luna que se acomodaba en lo alto del cielo, ya eran las once de la noche según el reloj de una tienda, esperaba que el servicio aún andase haciendo algo por las habitaciones. Atravesé las calles en dirección al hotel y cuando aún me faltaban algunos metros para llegar me escondí en el primer callejón que vi, sería mejor que dejase allí mis cosas y me preparase para entrar. Me desnudé rápidamente, me volví invisible y guardé todo en la mochila que llevaba, la puse cerca de un contenedor. Comencé a andar despacio para que nadie notase mi presencia, aunque solo había una persona por aquella calle, tras dejarla atrás y pasar un par de calles más llegué hasta un parque, el hotel debía estar al otro lado. El parque no estaba vacío, allí había una chica de piel pálida y pelo negro [Xiana] que daba bastantes escalofríos, me quedé observando, estaba sentada de espaldas a mí, me acerqué poco a poco, sin hacer ruido, y vi como empezaba sacar cosas y sin previo aviso comezó a decir palabras que no entendía, sorprendido me giré hasta estar prácticamente en frente de la escena, aquella chica era una bruja, nunca había visto a una en acción...

    Al finalizar recogió, recogió una cosa del suelo y comenzó a andar, sin saber por qué, comencé a seguir sus pasos hasta ponerme a su altura, la seguiría a ver a dónde iba.

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    7:48:00 p. m.
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    Donovan Sarka

    [All GuyZ]

    Recorrí de vuelta la pasarela del local ante la mirada, los gritos y silbidos de los allí presentes. Era algo que me encantaba, que a todo el mundo se le cayera la baba al verme, que admiraran tanto como yo lo que poseía, mi objeto más valioso (mi cuerpo O_O). Al fin pasé por detrás de la cortina de terciopelo roja y el siguiente salió, era su turno de disfrutar de que lo desearan. Pero sólo tenía unos minutos antes de tener que volver a salir; la noche era larga, como debía ser. Oscura y profunda noche, siempre dispuesta a darme cobijo y placer. Me cambié el tanga por unos boxers y me vestí de cuero; me quedé mirándome al espejo, admirado por mi belleza, hasta oír la voz del jefe gritar mi nombre. Me dio escalofríos; era un viejo verde que se dedicaba a tocar a todos los que trabajábamos para él, algo que me repugnaba. Por suerte para él, aún no se había atrevido a hacérmelo a mí. Cuando llegara ese día se celebraría su entierro.

    Pasé de nuevo la pasarela, deteniendo la mirada en los hombres y mujeres que me miraban y se emocionaban. Sin duda, ese era el trabajo de mi vida. Con paso firme me acerqué a la fría barra de metal que se herguía al final, mientras me desabrochaba la chaqueta ajustada quedándome desnudo de cintura para arriba y se la lanzaba a la gente, que se peleaba por cogerla. Estaba dispuesto a cambiar totalmente la temperatura del local.

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    3:53:00 p. m.
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    Klahrt Klaine

    [Parque- Catedral]

    La chica o criatura, no pareció estar interesada en atacarme y se fue corriendo seguramente por que tenía otro plan mas importante en mente.

    Salí del parque para llegar a la zona de la catedral, no me molesté en entrar y la acabé rodeando para llegar a la parte del cementerio donde conseguí saltar la verja con mucho esfuerzo y cuidado de no hacerme daño al bajar. Deambulé entre las tumbas en silencio con la única luz que venia de las farolas del otro lado de la catedral, al final me senté frente una lápida de un tal Giovanni, en la que dibuje un circulo con una mezcla de hierbas y sal en polvo y me dispusé a recitar el conjuro.

    Pronto la tranquilidad del cementerió fue profanada por una gran ráfaga de viento que zarandeó las ramas de los arboles arrastrando unos murmullos lejanos hasta que retumbó una voz en mi cabeza haciendome entrar en trance. Era el espíritu de Giovanni que me preguntaba los motivos de su despertar y pronto le resolví sus dudas.- Quiero que te transformes en mi siervo para poder ver todo lo que sea de mi interes por Praga…-.

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    3:53:00 p. m.
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    septiembre 2008